La pérdida de audición puede ser causada por varios factores modificables, como la exposición a ruidos fuertes durante períodos largos o cortos, pero también por otros factores no modificables, como la edad, pero también la genética.
El papel de la genética
Algunas pérdidas auditivas son hereditarias y dependen de mutaciones genéticas. Los factores genéticos hacen que algunas personas sean más propensas a tener problemas de audición que otras. Sus genes lo hacen más vulnerable a la pérdida de audición debido al envejecimiento o inducida por ruido, medicamentos o infecciones.
Dos personas con la misma mutación genética pueden llegar a tener diferentes capacidades auditivas ya que, los mismos genes pueden causar diferentes tipos de alteraciones auditivas y diferentes genes producen el mismo tipo de pérdida auditiva.
Tipos de sordera hereditaria
Todos los genes humanos se componen de dos copias transmitidas de madre y padre, pero los padres no tienen que ser sordos para que sus hijos lo hereden. Pueden ser simplemente portadores de la mutación genética.
La sordera congénita hereditaria es una sordera que está presente al nacer, pero los problemas de audición con raíces genéticas pueden aparecer más tarde. Hay estudios genéticos que dicen que alrededor del 80% de los casos recién diagnosticados tienen una base genética.
También puedes sufrir pérdida de audición u otras afecciones como la otosclerosis, que es un trastorno en el que se forma tejido anormal en el hueso que rodea el oído medio y dificulta la transmisión del sonido.
Es importante señalar que, si bien la genética puede influir en la aparición de trastornos auditivos, muchos de ellos también están relacionados con otros factores como malas prácticas o enfermedades.
Por tanto, como decíamos al principio, existen condiciones modificables en las que podemos cuidar nuestros oídos y nuestra audición a diario, para evitar que los problemas auditivos empeoren.